Otras leyendas, basadas en hechos históricos, intentan explicar el origen de este nombre para el castillo de Beleña. Según cuenta el cronista Layna Serrano, a mediados del siglo XV el Marqués de Santillana prometió a su hijo con la hija del señor de Beleña. La boda no tuvo lugar pero se hicieron amigos; en un momento de apuro el marques le prestó 2.000 florines pidiendo como garantía el castillo y villa de Beleña. Aunque le ofreció la compra, prefirió el préstamo.
Como la cantidad no fue devuelta, ni Beleña entregada, el Marqués de Santillana decidió tomarla por la fuerza. El castillo solo estaba habitado por el alcaide y su familia, sin guardia que lo protegiera; el Señor de Beleña venía a cazar, de paso o en tiempos de guerra.
Una noche monteros y gentes de guerra del marqués atacaron el castillo, trepando por una escala. El alcaide, D. Fernán Páez, ayudado por su mujer y por sus hijas, lo defendió con uñas y dientes pero fueron vencidos. El alcaide resultó herido, a pesar de la bravura de su hija Urraca, que luchó como un hombre.
Si bien el marques fue censurado por esta acción, el castillo de Beleña pasó a sus manos. El viejo alcaide se retiró a Guadalajara y se dejó la barba en señal de rencor por el atropello. La leyenda dice que la gente llamó al castillo “de Doña Urraca” en honor de esta gesta.
Otro hecho del siglo XII explica a su manera el nombre del castillo. Ruy Martinez, hijo de Martín González (primer Señor de Beleña), se casó con Doña Urraca en el último tercio del siglo XII. Dicen que tan enamorado, que le puso el nombre de su esposa al castillo y a la fuente.
Hermosas historias que en La Ribera devienen en leyendas, para mayor disfrute de este guardián etéreo y cuantos se emocionan con ellas.
Lar-ami