La fortaleza y prestigio del Cister en los siglos XII y XIII consiguieron de los reyes castellanos derechos y exenciones para sus cenobios. El Monasterio de Bonaval fue afortunado, ya que a los generales otorgados a la orden, sumó algunos más. Esa fue su verdadera riqueza:
• Alfonso VIII en la carta de confirmación de Fitero, 1.175, incluye un párrafo singular: “Mas concedo a vosotros y mando que no seais obligados a responder a nadie, ni aunque sea ante mi, sobre ninguna cossa de que fuereis preguntado”.
• Exención de portazgo en todo el reino, otorgado por Enrique I según carta otorgada en Segovia el 17 de enero de 1.216. Un siglo antes que a Tamajón.
• Exención de montazgo para que su ganado pastase en todo el reino sin abonar impuesto alguno, otorgado por Fernando III en marzo de 1.218.
• Protección real otorgada en el mismo documento: cualquier conflicto que el monasterio tuviere debería ser visto en la curia real.
… Que fueron confirmados por los reyes posteriores, como era habitual en la época. Si bien aportaron mucho al Monasterio de Bonaval, también fueron una fuente de conflictos con el Arzobispado de Toledo, como indica el Dr Jurado en su tesis. Pero esto lo contaremos otro día.
Lar-ami