Los pueblos de La Ribera están rodeados de huertos y de eras, que exceden en mucho a lo que sería razonable. Por ejemplo, Tortuero tiene casi tantos huertos como habitantes tuvo en sus mejores años (90). Demasiados, aun considerando la necesidad histórica de autoabastecerse.
Pero con las eras es menos explicable, máxime cuando su uso está limitado a unos días al año, están empedradas y requiere mantenimiento. El paradigma es Puebla de Valles, con más de 20 eras en cuatro ubicaciones diferentes, para una población que nunca superó los 370 habitantes y unas pocas hectáreas de cereales y legumbres. Aunque las eras son pequeñas y están situadas una encima de otra, como peldaños de una escalera, el número parece excesivo.
Una de las causas podría tener origen histórico, en la repoblación y/o fundación de estos pueblos en los siglos XI y XII. El estancamiento de la reconquista en la Cordillera Central hizo que aparecieran multitud de aldeas diseminadas por el territorio, con gentes traídas del norte.
Pero los inmigrantes se decepcionaron pronto ya que el rendimiento de los campos era escaso. Además los contratos eran anuales y la renta la fijaba el propietario a capricho, lo que provocó la huida del campesino en busca de mejores oportunidades. Para evitarlo y fomentar la estabilidad de los pueblos, los fueros (siglo XII y XIII) imponían que el labrador debía tener casa, huerto y era.
Obviamente habrá otros muchos argumentos (lo tardío de la cosecha, el autoabastecimiento, los minifundios, … ) que justifiquen semejante cantidad de eras, pero a este guardián le parece posible (y curiosa) esta razón historica. Y se siente obligado a contarla.
Lar-ami