La decadencia espiritual y la relajación de las costumbres a finales del siglo XI, provocaron un movimiento reformador de la vida monástica. Unos buscaban la pobreza en soledad (Cartujos) y otros aplicar estrictamente la regla de San Benito, “ora et labora”(El Cister).
La vida ejemplar de los monjes del Cister y la personalidad de San Bernardo de Claraval consiguieron la rápida adhesión de muchos frailes benedictinos. Atrajeron vocaciones y ganaron la voluntad de reyes que apoyaron la fundación de monasterios cistercienses en sus territorios (más de 450 en Europa en cien años).
Una legislación que normalizaba la vida monástica pero permitía al abad gobernar libremente (Carta de Caridad), los usos democráticos para elegir abad y regir los destinos de la Orden (Capítulo General, formado por los abades) fueron las claves de su éxito.
En el reino de Castilla se fundaron Fitero (año 1.140), Sacramenia (Segovia, año 1.141), Valbuena (Rioja, 1.143), Huerta (Soria, 1.144), La Espina (Valladolid, 1.148) y Rioseco (Burgos, 1.148). Un hecho de armas reforzó la posición del Cister: el rey Sancho III encargó al abad de Fitero en 1.158 la defensa del castillo de Calatrava frente a los almohades, lo que hizo con éxito.
El resultado fue el nacimiento de la Orden Militar de Calatrava y el apoyo incondicional al Cister. En pocos años se fundaron los Monasterios de Bonaval (año 1.164), Herrera, Palazuelos, Bujedo, Matallana y Ovila.
Lar-ami
2 respuestas a “El Cister en el reino de Castilla y el Monasterio de Bonaval”
La Matallana que pones, ¿es la vecina?.
Saludos.
No, aunque es un nombre muy común, como bien sabes (en la colonizacion despues de la Reconquista era habitual bautizar los lugares con nombres de toponimicos). El Monasterio de Matallana esta en Villalba de los Alcores, Valladolid. Hoy solo quedan ruinas. Saludos.