El cine llegó a La Ribera en 1.932, con la Misión Pedagógica que durante una semana recorrió Valdepeñas de la Sierra, Alpedrete, Puebla de Beleña, La Mierla y Tamajón. Se proyectaron películas y diapositivas, utilizando un episcopio y un proyector que se conectaban a un generador, ya que no había electricidad. Las reacciones de la gente fueron recogidas por los monitores:
- “Desconocían en absoluto el cine y el gramófono; tanto que ni siquiera sentían la curiosidad de conocerlos. Fue para ellos una revelación; lo aceptaron, sin tiempo para interesarse por su mecanismo, con el deslumbramiento de un milagro; reían de todo con una sorpresa alegre de que se movieran las figuras, de que el gramófono cantara; comentaban y aplaudían continuamente. En el fondo sentían una misma emoción, una gran alegría”.
- “Del cine les interesa más lo conocido que lo exótico; les deslumbra la aparición de una gran ciudad, pero si en una ventana de la gran ciudad aparece un gato, les alegra la aparición del gato. Y sobre todo el cine fantasista de dibujos, que nunca comprenden bien la primera vez”.
- “El cine les divierte y les deslumbra, desata el chorro de los comentarios; todos hablan y todos imponen silencio a los demás”.
Probablemente esta emoción fue la misma que sintió la gente sencilla de la ciudad cuando vieron el cine por primera vez.
Lar-ami
2 respuestas a “De cine”
Cuando llegó la luz… también fué todo un asombro, supongo.
Desde luego. Se cuenta en el artículo «Hagase la luz» del libro de Puebla de Valles, y ciertamente es curioso. Besitos