En agosto, terminada la siega, se formaban cuadrillas de 4/5 hombres que subían campo arriba en busca de faena. En las tierras de Sigüenza (a donde llegaban en tren desde Humanes) y en la zona de Atienza (salían desde Guadalajara en un furgón viejo) eran muy apreciados. En Puebla de Valles hubo años que salieron 5 cuadrillas (más de 20 hombres, de una población de 350 personas).
A la plaza mayor acudían segadores y dueños de los campos (identificados por sus alforjas de colores). Tras el regateo, se contrataba la cuadrilla por días (de 8 a 10 días de media) y a sueldo (unas 30 Pts por segador y día) más cama y comida. Dada la época (los años del hambre, 1948 y 1.949) se valoraba la calidad del condumio y del vino, aunque no se podía elegir mucho.
Los segadores llevaban su propia zoqueta y la hoz ancha (la gallega). Al terminar el campo liquidaban cuentas y se marchaban al siguiente tajo, ajustado antes de acabar en este, ya que se corría la voz entre los amos. Así la temporada duraba hasta 45 días, lo que proporcionaba ingresos extras a los pueblos de La Ribera, que ayudaban a pasar el invierno.
Lar-ami