La Guerra de Sucesión terminó en 1.712 con las arcas del Estado exhaustas; la primera preocupación del nuevo rey, Felipe V, fue llenarlas. A ello puso al ministro de Hacienda, el obispo de Gironda, que ideó un censo de vecinos para recaudar impuestos, enviando a cada municipio un cuestionario. Excluiría militares, clérigos y pobres de solemnidad, pero incluiría nobles; las viudas contarían como ½ vecino.
Cuando el Marqués de Campoflorido ocupó el puesto en 1.717, retomó el censo y lo completó. Por su concepción (pago de impuestos, exclusiones) y las transcripciones manuales (4), el censo está plagado de errores y no refleja de la población de la época. Los pueblos de La Ribera figuran con estos vecinos:
Almiruete (15), Alpedrete de Uzeda (9), Baldepenas (36), Baldesotos (9 ½), Beleña (11), La Mierla (8), La Puebla de los Valles (15), La Puebla de Velena (7), Muriel (4), Tamaxon (22), Tortuero (8).
Su importancia estriba en que la Administración tomó estas cifras durante muchos años para fijar el reparto de impuestos que correspondía a cada pueblo. ¡Cosas de la Historia!
Lar-ami