Hace unos días, en el bar de Puebla de Valles un vecino afirmó que había visto cocodrilos en el Jarama. En medio de las risas de los asistentes, el hombre explicó que cuando se disponía a cortar unas cañas en Tapas Blancas, sintió ruido y pudo ver como un enorme cocodrilo se alejaba río arriba. Las carcajadas ahogaron el relato y asi ocurría cada vez que nuestro amigo era invitado a contar en el bar su historia.
El jolgorio habría continuado semanas si no fuera porque, días después, el pastor dijo que había encontrado restos de un corzo comido por alimañas a orillas del río. Que por las marcas debían ser grandes y que el nunca había visto nada igual. A partir de entonces se acabaron las risas y los tertulianos trataban de explicar como había llegado el animal al Jarama, como sobrevivió, como no fue visto antes o que se debía hacer.
Casualmente yo estaba en el bar en ese momento, así que le pedí a Paco que cogiera la cámara y me acompañara a Tapas Blancas a tirar unas fotos; estas que ves aquí. No he vuelto a Puebla, así que no sé decirte en que ha quedado todo. Pero prometo contártelo (inocentemente).
Lar-ami