De pequeño tamaño, piedra única y rulo movida por una caballería, la moliná (operación completa) no superaba los 300 kilos de aceituna para obtener unos 60 kilos de aceite. La operación se repetía tres veces por día y requería tres personas; asi se obtenían 180 litros diarios de aceite (más informacion en el libro de Puebla de Valles).
El minifundismo de La Ribera, la pobreza de sus gentes, las malas comunicaciones y el tamaño de las parcelas justifican de por si el número de almazaras (hasta 4 en Puebla de Valles) y su escaso rendimiento económico. En los años cincuenta, con la mejora de las comunicaciones y la industrialización (por electricidad), los molinos de aceite cayeron en desuso. Hoy están en ruinas.
Solo el molino del rulo, auténtico museo etnológico de La Ribera y el molino de La Mierla, ambos reconstruidos con gusto, están en buen estado.
Lar-ami