Esta procesión, de la que estaba excluidos los hombres, se celebraba en Puebla de Valles el día de la Purísima Concepción, 8 de diciembre. Las mujeres se vestían con sus mejores galas y después de asistir a misa, colocaban la imagen de la virgen sobre unas andas y salían por el pueblo. Iban cantando estas coplillas:
Toma virgen pura
nuestros corazones
no nos abandones
jamás, jamás.
Mira que nubes bellas
forman su dosel
Contigo en el cielo
que grande es mi anhelo
virgen llévame
La procesión paraba a la puerta de la iglesia y se le cantaba una vez más, antes de devolverla al Altar Mayor. La costumbre decayó con la guerra y aunque después hubo procesión algunos años, se perdió para siempre con la despoblación.
Lar-ami