Los acantilados de los karsts de La Ribera impresionan por su imagen majestuosa. Moles inmensas de caliza que se levantan desafiando la gravedad, rocas espectaculares moldeadas por la erosión y el tiempo, …
Basta acercarse para comprobar que no, aunque solo sea por la vegetación: plantas trepadoras que suben aprovechando cualquier resquicio, arbustos que se agarran a salientes y grietas,…
Se observan indicios de aves que habitan en sus cuevas y abrigos: buitres, chovas, torcaces, cornejas, grajas y grajillas,… Y de huellas de alimañas que tienen aquí su guarida (zorro, tejón,…) Además de los inevitables ratones de campo.
Rocas llenas de vida que ofrecen una imagen diferente al caminante.
Lar-ami