Según se desprende del Catastro del Marqués de la Ensenada, en el siglo XVIII los vecinos compartían bienes de uso común (comunales). De las tierras ya hemos hablado, ahora lo haremos de los edificios.
Los molinos pertenecientes al Concejo estaban arrendados, al igual que las cámaras para almacenar grano (Tortuero), cocedero (Beleña), bodegas y casas (Puebla de Valles). Pero también había otros edificios que no rentaban: la casa del ayuntamiento (excepto las cámaras), la casa del cura (La Mierla), carnicería (Valdepeñas), …
En los pueblos más grandes (Valdepeñas y Tamajón) había casa mesón del Concejo, que rentaba 160 y 130 reales cada uno. En Puebla de Beleña había taberna para uso propio que no rentaba.
Pero nunca faltaba era la fragua comunal de uso gratuito, lugar de reunión donde los labradores acudían después del trabajo en el campo a reparar sus herramientas. El herrero ponía su experiencia a cambio de un precio fijado y el propietario hacia de ayudante. En Alpedrete, como no había herrero acudía desde Valdepeñas, al que el ayuntamiento pagaba 12 reales al año.
Lar-ami