El organillo se popularizó durante la posguerra en la Ribera como elemento imprescindible en los bailes del domingo que habitualmente se celebraban en los locales del Ayuntamiento (véase en este blog “pagar piano “). Su uso se extendió por Guadalajara (Uceda, Matarrubia,…) y Madrid.
Sin duda el trabajo y la profesionalidad de Antonio Apruzzese, que siempre cumplía fechas para actualizar canciones y revisarlos, fueron los responsables. Además se adaptó a las circunstancias y fechas de cada pueblo, según fiestas. Así el organillo podía ser de alquiler (Puebla de Valles), propiedad del ayuntamiento (Muriel y Tortuero), en depósito (Valdepeñas de la Sierra), de propiedad particular (La Mierla), … pero Antonio lo atendía siempre.
Lamentablemente hoy en La Ribera no se conserva ninguno de ellos en estado de funcionamiento. Los que estaban en alquiler y/o depósito fueron retirados por su dueño. Del organillo de La Mierla se conservan esqueleto y piezas ; en Muriel la Asociación Cultural está intentando restaurarlo. Ahora pueden contemplarse en las fiestas castizas y en el museo del organillo, en Carrera San Francisco n.9 de Madrid.
¡A este guardián etéreo le puede la nostalgia!
Lar-ami