Canal del Jarama: su impacto


El Canal del Jarama, además de faraónica y obra maestra de la ingeniería,  es una obra de arte. Se puso especial cuidado en la armonía con el entorno (se utilizó caliza de  canteras de la zona) y con  otras construcciones del siglo XIX (las presas del Pontón de la Oliva, La Parra y Navarejos en el Lozoya). A modo de ejemplo, el sifón de la Oliva (de 1,5 Kms) se aloja en el interior de la presa, sin modificar su aspecto exterior.

Los sifones y las almenaras siguen el mismo modelo y  usan los mismos materiales, sillares de mampostería sin desbastar. Al igual que en los acueductos, todos con arcos semicirculares, de 2, 4 y 8 metros de luz, según los casos. Todo ello consigue ese aspecto característico, tan agradable a la vista.

El impacto económico y social fue tal que retrasó la despoblación en La Ribera. De los 3.000 obreros, muchos procedían de pueblos vecinos que iban al tajo a pie, creando sendas (otra ruta) y puentes (de palos). Unos camiones recogían a los que venían de pueblos más alejados (hasta 60 Kms) y el resto se alojaba en albergues a pie de obra (hasta 15).

También tuvo su coste en vidas humanas, debido a desprendimientos en túneles (en el 4 murieron dos obreros), electrocución, caídas y atropellos de las vagonetas. Una lápida en la cámara de válvulas (interior de la presa)  los recuerda. ¡Debería estar en el exterior y en lugar destacado,  a la vista de todos! El agua comenzó a fluir por el Canal del Jarama el 7 de mayo de 1960, sin más interrupción que las debidas a mantenimiento.

Lar-ami


2 respuestas a “Canal del Jarama: su impacto”

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